El trabajo de las abejas le ahorra cerca de USD184 billones anuales a la industria agroalimentaria, por eso hay que cuidarlas e INIA las investiga
La Dra. Belén Branchiccela, responsable del área de Apicultura en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), participó en el programa "En dónde estamos" de Radio Nacional, para dialogar sobre el impacto de las abejas en la naturaleza, la producción de agroalimentos y la economía mundial. Analizó las causas de las pérdidas de colmenas, que llegan al 50-60% al año en Latinoamérica, y representan una amenaza importante por las consecuencias que acarrean.
En el mundo existen 20.000 especies de abejas y, si bien se las asocia con la producción de miel, su principal función es la polinización, que es lo que permite que las plantas con flor se reproduzcan. El viento, el agua, los murciélagos y las aves cumplen esta función, pero las abejas son los agentes polinizadores por excelencia.
"Tres cuartas partes de la alimentación mundial depende de la polinización. Es decir que tres comidas de cuatro de las que comemos tienen la actividad de una abeja atrás", señaló Branchiccela. Además, la participación de estos insectos en la reproducción de las flores hace que el fruto final que se obtiene sea "sumamente atractivo, gustoso y estético".
"Sin dudas la polinización tiene un impacto directo a nivel económico y de mercado. Si se hace un estimativo del costo de producir agroalimentos a nivel mundial, el 10% corresponde a la polinización por abejas, es decir, cerca de 184 billones de dólares anuales", subrayó.
A pesar del rol trascendental que tienen en diferentes ámbitos, desde 2005 se comenzaron a reportar importantes pérdidas de poblaciones de abejas en el mundo. En Latinoamérica se estimaron en 50-60% por año en colmenas manejadas por apicultores.
Las pérdidas se deben a múltiples factores, entre ellos, la intensificación del suelo, que provoca la desnutrición de las abejas. Al encontrarse con un único cultivo, el insecto tiene una sola fuente de polen que le aporte proteína. "Es como si comiéramos todos los días pizza, no nos da todos los elementos nutricionales que precisamos", ejemplificó la bióloga.
La desnutrición también hace que la abeja sea susceptible a plagas y patógenos. "Pensemos que son sociales y no tienen tapabocas. Si se enferma una, eso se puede extender a la colmena", apuntó. En pequeñas dosis y suministrados de forma continua los pesticidas también provocan daños:"Les cuesta más volver al lugar, tienen menos capacidad de trabajo, disminuye la vida media", dijo Branchiccela.
El cambio climático es otro factor de riesgo. "La abeja tiene una temperatura de trabajo óptima y mantiene las temperaturas en la colmena. Los fríos, vientos, lluvias y calores cambiantes o extremos cambian su ciclo vital y las perjudica", determinó la experta.
"Las abejas que fabrican miel son cuidadas por apicultores que se preocupan por mantener la cantidad de colmenas si hay pérdidas. Pero las abejas silvestres no hay quien las reponga. Si se mueren, no son reemplazadas", señaló Branchiccela, quien valoró el trabajo que se realiza desde hace 15 años en Uruguay para investigar los diferentes factores de riesgo.
En este sentido, señaló que "Uruguay es uno de los países que más se destaca en Latinoamérica en investigación apícola" y valoró el esfuerzo mancomunado del INIA con otros institutos para desarrollar soluciones para el sector. "Ser un país más pequeño nos permite estar más cerca de los apicultores, conocer sus necesidades y que ellos conozcan nuestro trabajo", concluyó.
Para acceder al Zoom de la entrevista completa ingresar al siguiente enlace > https://www.youtube.com/watch?v=0nWnWa0drkg y para acceder al audio completo ingresar al siguiente enlace > https://www.mixcloud.com/EnDondeEstamos/inia-y-su-incidencia-en-la-investigaci%C3%B3n-de-la-poblaci%C3%B3n-de-abejas-con-la-dra-bel%C3%A9n-branchiccela/