CNFR comenzó a ejecutar la segunda etapa del proyecto Ganadería Familiar Resiliente con el apoyo de INIA
La Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR) y el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) comenzaron a trabajar en la segunda etapa del proyecto Ganadería Familiar Resiliente. Esta fase será financiada por la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (Fiiapp), y el Instituto Nacional de Carnes (INAC), finalizando a fines del 2024.
El objetivo de esta iniciativa es mejorar la resiliencia a la variabilidad y el cambio climático de los sistemas ganaderos familiares basados en el uso de campo natural, mediante la implementación de buenas prácticas ganaderas validadas científicamente. En esta segunda etapa el proyecto continuará trabajando con 45 predios que se mantienen de la primera fase. Estos se ubican en las sierras del este y en la zona de basalto del norte del país, que son regiones agroecológicas más vulnerables a los impactos de la variabilidad y cambio climático.
En este contexto, uno de los principales problemas que enfrentan estos productores es la baja productividad (expresada en kilos de carne por hectárea) con importantes fluctuaciones interanuales. En gran medida, esto se debe a las prácticas de manejo que implementan.
"En estos años la evidencia muestra que, rediseñando los sistemas de producción y mejorando el manejo, se puede aumentar y estabilizar la productividad, sin dañar el ambiente y mejorando los ingresos y la calidad de vida de las familias", explicó el Ing. Agr. Alfredo Albín, investigador de INIA.
Para lograrlo, "cada predio recibe asistencia técnica agronómica y veterinaria, basada en la metodología de co-innovación, que apunta a hacer un diagnóstico, identificar los problemas y, en conjunto con la familia, rediseñar el manejo del predio, implementarlo y medirlo para ver los cambios a todos los niveles del sistema:económico, ambiental y social", dijo Albín.
INIA trabaja hace 20 años bajo el enfoque de co-innovación, por eso parte de su rol en el proyecto fue capacitar en esta metodología a los 10 técnicos de campo asignados por el proyecto para trabajar con las familias, y asegurar que la apliquen de manera correcta. "Además, el instituto respalda el asesoramiento que se brinda a los predios con conocimiento científico y soluciones tecnológicas aplicables a la ganadería de cría, familiar y en campo natural", señaló Albín.
Mediante esta forma de trabajo conjunta, en la primera fase se logró mejorar el porcentaje de preñez (+8%) y la altura media del pasto (+30%) de los sistemas ganaderos familiares. La adopción de las buenas prácticas ganaderas, que evolucionó de un 30% a un 62%, contribuyó a los resultados mencionados.
Como novedad, en este nuevo periodo se buscará ampliar el alcance de la iniciativa. "Esta segunda etapa se propone que el proyecto escale y que llegue la información a más productores, no solo los 45 involucrados y sus organizaciones de base. Para eso, se desarrollará una aplicación donde podrán registrar datos del predio y recibirán información y lineamientos para su correcto manejo", concluyó Albín.