INIA formó parte de la delegación oficial uruguaya que viajó a la COP27
Entre el 6 y el 18 de noviembre una comitiva uruguaya viajó a la ciudad egipcia de Sharm El Sheikh para participar de la 27ª Conferencia de las Partes (COP27), un evento que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y que reúne 196 países más la Unión Europea. Entre los uruguayos que viajaron, estuvieron los Ings. Agrs. (Msc) Gonzalo Becoña y Valentina Rubio, que trabajan en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y lo representaron en la actividad desde dos roles diferentes.
Gonzalo Becoña y su participación en las negociaciones en el marco de los trabajos de Koronivia
Gonzalo Becoña se desempeña como coordinador de Técnicos Sectoriales en INIA. En los últimos 12 años ha dedicado parte de su trabajo a la evaluación de la sustentabilidad de los sistemas de producción agropecuaria a través de estudios de impacto ambiental, en particular, en emisiones de gases de efecto invernadero.
Debido a su experiencia en la materia y en ámbitos de negociación internacional, el MGAP en acuerdo con INIA designó desde 2021 como negociador nacional en temas de agricultura ante Naciones Unidas. En estas instancias se intercambian posiciones entre los países con el objetivo de contribuir y tomar acciones frente al desafío de la seguridad alimentaria en relación al cambio climático, teniendo en cuenta las condiciones particulares de los países.
El tema que relaciona a los países con los efectos del cambio climáticos y sus implicancias con la seguridad alimentaria se denomina la labor conjunta de Koronivia (KJWA, Koronivia Join Work in Agriculture). "Este programa inició sus trabajos en 2018 y estableció la realización de seis talleres para abordar la adaptación de los sistemas agropecuarios al cambio climático, con un foco exclusivo de seguridad alimentaria", explicó Becoña.
Según explicó, en la COP26 el mandato solicitado por el SBSTA/SBI (órganos subsidiarios de la COP) fue que, luego de terminado los talleres, los países debían cumplir tres puntos. El primero era realizar un informe de los talleres realizados, el segundo elaborar un informe de todo KJWA y el tercero era informar y acordar cómo debería ser el futuro de Koronivia. En esa instancia se logró avanzar únicamente en el primero y posteriormente se estableció un documento borrador sobre los otros dos que fue sobre el que se trabajó en la COP27.
"Con respecto al segundo punto, dentro del G77+China, grupo en el que negocia Uruguay con todos los países en desarrollo, no hubo mayor desacuerdo. Sin embargo, los mayores intercambios se dieron entorno al futuro del grupo de trabajo", afirmó Becoña.
Finalmente, el experto detalló que se acordó el establecimiento del trabajo conjunto de Sharm El Sheikh por cuatro años para fortalecer la implementación de la acción climática en la agricultura y la seguridad alimentaria. También se definió la creación de un portal en línea donde se compartirá información sobre proyectos, iniciativas y políticas en la materia.
Asimismo, se invitó a las partes (países) y observadores a presentar opiniones sobre los elementos del trabajo conjunto y la puesta en funcionamiento del portal, y éstas serán estudiadas por los órganos subsidiarios en su 58º período de sesiones a realizarse en junio de 2023.
Por otro lado, se convocó a las partes de la COP, a organizaciones de las Naciones Unidas y otras instituciones, a organismos y entidades pertinentes, a la comunidad científica, al sector privado, a la sociedad civil y a organizaciones de agricultores, entre otros, a fortalecer la cooperación, la colaboración y las alianzas en relación con el trabajo de Sharm El Sheikh.
"En resumen, esta COP27 fue un logro muy importante para los desafíos que enfrenta el sector agropecuario en relación al cambio climático. El llegar a un acuerdo entre los países en un programa para fortalecer la implementación de acciones de adaptación y su financiamiento, marca el compromiso de las naciones frente a la seguridad alimentaria", concluyó Becoña.
Valentina Rubio y su participación transmitiendo la importancia de la salud del suelo para la mitigación y adaptación al cambio climático en Uruguay
La Ing. Agr. (Msc.) Valentina Rubio es investigadora de INIA en las áreas de Sustentabilidad y Cultivos, y actualmente se encuentra cursando su doctorado en saludo del suelo en la Universidad de Cornell. "Mi participación en la COP27 estuvo asociada a estas dos instituciones", afirmó.
Durante el evento, Rubio presentó su experiencia de trabajo con otros estudiantes y docentes en un proyecto en el marco del acuerdo de colaboración entre Cornell y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Según detalló, "la iniciativa apunta a identificar estrategias para afrontar la brecha de conocimiento relacionada a la agricultura climáticamente inteligente en Zambia" y su asistencia a la COP le permitió "dialogar con diferentes organizaciones y referentes del país africano para poder seguir avanzando en este proyecto".
Asimismo, fue invitada a participar como oradora en una conferencia titulada "Agricultura sustentable a través de las Américas" y su charla se tituló "Cuantificando la conexión entre el manejo, la salud del suelo y los servicios ecosistémicos en la región pampeana". Su cometido fue exponer algunos de los resultados de su investigación de doctorado y tres grandes desafíos que enfrenta Uruguay en relación con la adaptación y mitigación del cambio climático.
Según explicó al público, el primer desafío de Uruguay está asociado a la valoración y conservación de las pasturas naturales. "Las pasturas templadas son un ecosistema sumamente amenazado y más de un 70% han sido convertidas a otros usos lo que representa un reto en la conservación de su biodiversidad y una gran fuente de emisiones de CO2", dijo. Ante esto, explicó que las evaluaciones que ha realizado de la salud del suelo en situaciones agrícolas en comparación con situaciones indisturvadas muestran el deterioro generalizado de varias propiedades del suelo y una perdida promedio de más del 40% del carbono superficial.
"Entender este deterioro y su potencial efecto sobre el cambio climático es fundamental para que Uruguay pueda generar estrategias que permitan ayudar a los productores a conservar el campo natural y valorizar la ganadería en campo natural", afirmó.
El segundo desafío que apuntó Rubio en su ponencia es maximizar la producción de alimentos en las áreas agrícolas, evitando la expansión a nuevas zonas y minimizando el deterioro de recursos. En este sentido, se refirió a cómo las prácticas que incrementan el retorno de residuos al suelo, como la reducción de brechas de rendimiento, el uso de cultivos de cobertura y la integración de pasturas, mejoran la calidad del suelo, aumentando la fijación de carbono y ayudando así a mitigar el cambio climático.
Finalmente, Rubio expuso la importancia de mejorar la salud del suelo y de fijar carbono en éste. "Con evidencia cuantitativa expliqué que esto es clave para la productividad y la resiliencia de los sistemas agrícolas ante la variabilidad climática".
"En un contexto internacional donde gobiernos e industrias están buscando las mejores alternativas para fijar dióxido de carbono, desde el agro debemos trasmitir la importancia de los co-beneficios que tiene fijar carbono en los suelos. En este punto, la ciencia e INIA tienen el rol fundamental de brindar evidencia cuantitativa, conectando la conservación de los suelos con los diferentes servicios ecosistémicos que este recurso provee, como la preservación de la calidad del agua, la maximización de la producción de alimentos en cantidad y calidad, y la preservación de la biodiversidad, entre otros", concluyó Rubio.