Los resultados presentados corresponden a años concretos y no al promedio. En el primer año, la falta de agua en primavera perjudicó relativamente a las siembras tempranas. En el segundo año, los resultados contradicen la expectativa de peores rendimientos cuando las siembras hacen caer las floraciones en fines de diciembre y enero. Sin embargo, se trata de un año excepcional y fuera del promedio por las lluvias ocurridas en diciembre. Siempre van a aparecer años excepcionales, pero ellos son minoría y por lo tanto no se reflejan en el promedio. Entendemos que en un promedio de años, se obtendrán mejores resultados evitando floraciones desde fines de diciembre y durante enero. Las siembras tardías en promedio, logran floraciones con contenidos de agua en el suelo en recuperación sin embargo; determinan llenado de grano durante fines de febrero y marzo, endenteciendo el secado de granos y retrasando la cosecha con riesgo de pérdidas y complicaciones para siembras de cultivos, verdees o pasturas posteriores en la rotación. Respecto al comportamiento de los cultivares en condiciones de secano, los de ciclo corto muestran menores rendimientos en prácticamente todas las épocas de siembra. Para producción de grano, las diferencias observadas entre ciclos largos y medios no son tan marcadas, pero cuando existen favorecen a los primeros. Además, roducen más materia seca total, lo que los hace más indicados cuando lo que interesa es la producción de forraje (silo).
Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria