Cebada cervecera está entre los tres cultivos de invierno más importantes de Uruguay, alcanzando un área aproximada de 185 mil ha anuales en los últimos cinco años (Anuario OPYPA 2022). Si bien por área cultivada de cebada Uruguay no figura entre los productores más grandes a nivel mundial, a nivel de exportación de malta se mantiene en el grupo de los diez exportadores mayores. La rentabilidad de la cadena agroindustrial asociada a cebada cervecera depende en gran medida de la disponibilidad de variedades de alto rendimiento de grano, estabilidad frente a variación en condiciones ambientales, y con una calidad maltera aceptada por la industria nacional, ya que la mayoría del área de cebada cervecera se siembra bajo contrato con las malterías nacionales. Las características ambientales de producción de cultivos de invierno en Uruguay, particularmente la alta variabilidad climática y alta incidencia de enfermedades, limitan una simple introducción y difusión de variedades de otras regiones del mundo. Esto ha sido la razón principal para promover un desarrollo local de variedades de cebada. Este proyecto plantea atender el problema de la baja productividad y estabilidad de la calidad de grano y maltera mediante el fortalecimiento del Programa de Mejoramiento Genético de Cebada (PMGC) de INIA que, a partir de la selección local, permite arribar a cultivares de mejor adaptación, con alta productividad y estabilidad de la calidad maltera. Adicionalmente, el proyecto busca fortalecer las capacidades nacionales relacionadas a los recursos genéticos y al mejoramiento genético vegetal nacional. Como estrategia general, se apoya en el desarrollo de alianzas y acuerdos de cooperación a distintos niveles, que viabilicen el acceso a germoplasma y el desarrollo de modernas metodologías de mejoramiento genético que permitan incrementar la velocidad y eficiencia de selección del programa. El programa de Mejoramiento Genético de Cebada en INIA fue establecido a finales de los años ochenta del siglo pasado con base en la estación experimental INIA La Estanzuela, y su objetivo principal es generar variedades de alta productividad, estabilidad de rendimiento, adecuada calidad maltera según los requerimientos de la industria nacional combinados con un buen nivel de resistencia a las principales enfermedades que limitan su cultivo en Uruguay. El programa de mejoramiento realiza anualmente aproximadamente 120 cruzamientos entre líneas adaptadas y líneas de alta calidad maltera para generar nueva variabilidad genética. Las poblaciones F1 generadas se avanzan por varios ciclos de avance generacional y selección por características agronómicas, llegando a evaluarse anualmente entre 10 y 15 mil líneas segregantes en la generación F4 a campo, y entre 400- 600 líneas F7 evaluadas en parcelas de rendimiento en los ensayos Preliminares en diferentes ambientes. Las mejores líneas F8 que combinen las características de interés en los ensayos multiambientales Finales pasan al año siguiente a la fase de Evaluación Nacional de Cultivares (ENC) como líneas CLE. Para aumentar la tasa de ganancia genética, el Programa de Mejoramiento de Cebada de INIA implementa diferentes métodos: avance de generaciones a contra-estación y avance rápido generacional, llegando así a acortar el tiempo promedio entre el cruzamiento y la entrada a la Evaluación Nacional de Cultivares (ENC) de 9 años a 6 años. A nivel de INIA, el programa trabaja en colaboración con el Laboratorio de Calidad de Grano, el equipo de Laboratorio de Biotecnología, el equipo de Fitopatología, la Unidad de Semillas y de Agronegocios. A nivel externo, el programa interactúa con todas las entidades de la Mesa Nacional de Cebada Cervecera. En particular cabe destacar la alianza con LATU/Latitud que permite caracterizar anualmente las líneas avanzadas y variedades liberadas por calidad maltera. Por otro lado, la interacción con el grupo de Departamento de Biometría y Estadística de FAGRO permite implementar métodos avanzados de diseño y análisis de datos, tantos fenotípicos como genotípicos. La generación de material genético adaptado a los ambientes productivos de Uruguay permitirá mejorar la estabilidad del rendimiento y de la calidad maltera. El incremento de la productividad contribuye directamente a mejorar la competitividad del cultivo en forma sostenida en el largo plazo. La productividad puede a su vez verse favorecida por las interacciones positivas entre el material genético de alta adaptación y la generación de prácticas de manejo específicas. Por otro lado, la generación de productos tecnológicos permitirá diversificar las alternativas de mercado atendiendo a las demandas de la industria local.