¿Cómo podemos mejorar el bajo consumo de frutas y hortalizas de la población uruguaya?
La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo mínimo de 400 gramos diarios de frutas y verduras. Sin embargo, en Uruguay la población consume en promedio casi 212,1 gramos diarios. Para mejorar estas cifras, es crucial conocer las barreras y los facilitadores que existen, por eso el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), la Universidad de la República (Udelar) y el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) convocaron a expertos de diferentes ámbitos para presentar sus perspectivas en la actividad “Consumo de frutas y verduras: evidencias para la acción”.
El evento se enmarcó en el lanzamiento del informe “Explorando el consumo de frutas y verduras en la población adulta de Uruguay”, elaborado por el Núcleo Interdisciplinario de Alimentación y Bienestar (Udelar), Mides y la Universidad Tecnológica de Uruguay, y financiado a través del Fondo de Promoción de Tecnología Agropecuaria del INIA. El objetivo del trabajo fue analizar los factores que influyen en el consumo de estos alimentos y plantear estrategias para aumentarlo y reducir el desperdicio.
Los subsecretarios de Ganadería, Agricultura y Pesca, y de Salud Pública, Matías Carámbula y Leonel Briozzo, respectivamente; el presidente de INIA, Miguel Sierra, y Ana Corbacho, coordinadora del Espacio Interdisciplinario de Udelar, integraron la mesa de apertura y destacaron la relevancia que tiene para un país productor de alimentos investigar y comunicar estas temáticas de forma interdisciplinar, así como potenciarlas desde las políticas públicas.
“El consumo de frutas y hortalizas en Uruguay ha permanecido por debajo de las recomendaciones nacionales e internacionales durante, al menos, los últimos 20 años. Pensar estrategias para promover el consumo requiere entender cómo las personas eligen lo que comen y qué barreras impiden el consumo”, introdujo Gastón Ares, líder del estudio.
Ares explicó que para realizarlo se utilizó un diseño metodológico que combinó encuestas telefónicas a adultos residentes en Montevideo con grupos focales con adultos de Canelones, Paysandú y Tacuarembó.
Entre los resultados, se observó que el promedio de consumo de frutas y verduras entre los consultados es de 2,3 porciones diarias, y solo el 12,4% consume al menos cinco porciones al día. También arrojó que el 60% considera que su consumo de fruta no es suficiente y el 42% considera que sí lo es, pero consume 1,06 porciones diarias. En el caso de la verdura, el 51,1% considera que no es suficiente y el 48,9% considera que sí, pero consume 0,68 porciones diarias. “Hay un desfasaje entre lo que consideran que deberían consumir y lo que efectivamente consumen”, explicó Ares.
Los motivos que alegaron los consultados para el bajo consumo fueron la falta de hábito, de preferencia y de variedad, el precio y la dificultad para preparar o cocinar en el caso de las verduras. En este sentido, Ares dijo que “se deben pensar estrategias multicomponente para abordar esta problemática, estableciendo hábitos alimentarios saludables desde la infancia, estrategias para mejorar el acceso económico y acciones para promover habilidades culinarias, articulando con políticas públicas interinstitucionales y basándonos en evidencia”.
Tras la presentación de resultados, Joanna Lado, investigadora en Agroalimentos de INIA, fue convocada a dialogar sobre las acciones impulsadas por los organismos estatales para promover el consumo de frutas y verduras.
Lado se enfocó en los aportes de INIA para saldar las barreras vinculadas a preferencia, diversidad y disponibilidad. Para mejorar la preferencia y diversidad, explicó que se realizan evaluaciones sensoriales que están unidas a los programas de mejoramiento genético. “De esa forma, nuestros mejoradores saben de primera mano qué es lo que los consumidores valoran y buscan combinar esas características”. Detalló que esa mirada sensorial se aplica en la investigación de cultivos como tomate, mandarina, frutilla y boniato.
Con casos como los tomates peritas de colores y los boniatos de pulpa violeta en los que trabaja INIA, Lado ejemplificó la diversidad que el instituto busca generar, “con otras alternativas de consumo que quizás atraigan a los consumidores y que sean rentables, competitivos y adaptados a las condiciones de Uruguay”.
Para mejorar la disponibilidad, dio el ejemplo de los cítricos, con los que INIA trabaja desde el área de poscosecha, considerando la conservación al momento de seleccionar las variedades y evaluando y seleccionando los recubrimientos más adecuados para que la fruta dure más. También se refirió a la frutilla, “una fruta que INIA logró que estuviera disponible todo el año, gracias al trabajo continuado de mejoramiento genético, que permitió desarrollar variedades adaptadas a las condiciones del norte”.
Junto a Lado participaron referentes de la Administración Nacional de Educación Pública, que mostraron sus aportes desde el Programa de Alimentación Escolar; del Instituto Nacional de Alimentación del Mides, con las acciones desarrolladas en Centros de Primera Infancia; de la Intendencia de Colonia, con el programa Manos a la Tierra; de la Dirección General de la Granja y la Unidad Agroalimentaria de Montevideo, con la Lista Inteligente, y del Programa Ibirapitá de Soriano, con el programa Conservando saberes, transformando sabores.
El evento también convocó a Laura González, directora general de la Granja (MGAP); a Ximena Moratorio, del Ministerio de Salud Pública; y a María Rosa Curutchet, coordinadora del Instituto Nacional de Alimentación (INDA, Mides), quienes analizaron el panorama actual de producción y consumo del país.
El cierre estuvo a cargo de Laura González, Ximena Moratorio y María Eugenia Olegui (INDA, Mides), quienes valoraron la instancia y el estudio realizado, que entienden, permiten seguir avanzando en construir políticas públicas efectivas, basadas en evidencia y centradas en las necesidades de la población en materia alimenticia.
Acceda a la trasmisión completa del evento aquí: https://www.youtube.com/live/xihJ84Wdw20