Se presentaron los resultados de estudio de impacto de la investigación del INIA
El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) organizaron un evento para presentar ante autoridades, referentes del agro y socios estratégicos los resultados del estudio “Evaluación de impacto de la investigación del INIA (Uruguay)”, realizado por consultores externos independientes y financiado por el BID.
La apertura estuvo a cargo del ministro y el subsecretario de Ganadería, Agricultura y Pesca, Alfredo Fratti y Matías Carámbula, respectivamente; el representante de BID en Uruguay, Luiz Ros, y el integrante de la Junta Directiva de INIA, Alejandro Henry.
“Me parece muy relevante este estudio. Creo que tenemos que reivindicar la inversión en investigación e innovación en el agro y espero que este estudio nos arroje luz para saber a qué áreas hay que seguir potenciando para mejorar el sector”, destacó Fratti. Carámbula, en tanto, agregó que “es una buena señal de INIA parar para evaluar el trabajo hecho hasta ahora y en base a los resultados pensar hacia adelante”.
Por su parte, Ros se refirió a la importancia de la investigación y el desarrollo en la productividad del sector agropecuario y el país. En ese sentido, destacó el rol de INIA, enfatiazando que “tiene capacidades científicas consolidadas, territorialidad anclada y la particularidad de fusionar el sector público con el privado”.
Por su parte, Henry se refirió al compromiso histórico de los productores, que en los últimos años “han invertido 300 millones de dólares en ciencia y tecnología”. “Este estudio es esencial para rever cómo estamos trabajando y cómo debemos pararnos hacia el futuro. El impacto de las tecnologías INIA para los diferentes rubros agropecuarios permite hoy alcanzar índices productivos que eran impensados hace 36 años. No caben dudas de que es un dinamizador de las cadenas productivas, interviniendo más allá de las competencias de la ley”, resaltó.
La presentación de los resultados del estudio estuvo a cargo de Paolo De Salvo, especialista senior en Desarrollo Rural del BID, y de José María Gil, director del CREDA.
De Salvo presentó al equipo consultor que realizó el estudio y fue liderado por José María Gil y Bouali Guesmi, del Centro de Investigación en Economía y Desarrollo Agroalimentario de la Universidad Politécnica de Cataluña (España). También lo integraron Federico García Suárez, Mercedes Motta, Camilo Álvarez y Norberto Rodríguez de la Universidad de la República; Rodrigo Costas, Clara Calero-Medina y Jonathan Dudek de la Universidad de Leiden (Países Bajos), y los consultores externos Juan Cabas Monje (Universidad de Bio-Bio, Chile) y Daniel Lema (INTA Argentina).
“Muchas veces los estudios de impacto generan resistencia en las instituciones públicas y me gusta remarcar que esto surgió como una iniciativa de INIA, que se animaron a que externos vinieran de afuera a hacer esta evaluación”, señaló.
Entre los resultados más destacados que presentó José María Gil, señaló que el análisis de costo-beneficio del estudio muestra que la tasa interna de retorno modificada de la inversión en I+D+i del INIA varía entre el 18% y el 25% anual. Este resultado es comparable con el de institutos de relevancia internacional, como el Instituto Nacional de Investigación sobre Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de Francia; el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Cataluña, y el Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Chile. “Esto confirma que el financiamiento en investigación agropecuaria es altamente rentable y contribuye a la competitividad del sector agropecuario”, apuntó.
También se mencionó que el INIA tiene un papel central en la generación de conocimiento en Uruguay. “Contribuye con el 8% de la producción científica nacional y el 35% en ciencias agrícolas. Además, el 92% de sus publicaciones son en colaboración y el 73% incluyen socios internacionales”, dijo Gil.
Otro resultado relevante del estudio fue que en términos de influencia en políticas públicas, el 13% de las publicaciones de INIA han sido citadas en documentos gubernamentales y de organismos internacionales como la FAO y la European Food Safety Authority.
“El impacto del INIA en Uruguay es amplio y significativo, con efectos positivos en la productividad, la ecoeficiencia, la rentabilidad económica y la generación de conocimiento. Como oportunidades detectamos mejorar la visibilidad internacional de sus investigaciones; ampliar la vinculación entre ciencia y políticas públicas, y reforzar la presencia en medios de comunicación”, concluyó Gil.
El evento continuó con un panel integrado por Verónica Durán, directora de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria; Bruno Gili, asesor de Presidencia en ciencia y tecnología, y Rodrigo Arim, director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, quienes intercambiaron ideas de desarrollo de políticas públicas y estrategia país en innovación y ciencia.
Durán se refirió a la cultura de la evaluación de las políticas públicas en Uruguay. Valoró la iniciativa de INIA de realizar un estudio de esta índole. “Es importante para rendir cuentas a la ciudadanía y mejorar la eficiencia del gasto público”, dijo. Consultada por el INIA del futuro, visualizó mayor articulación. “Eso no depende solo de INIA, sino de un ecosistema de innovación mayor que le permita amplificar el impacto productivo de la ciencia que realiza”, señaló.
Bruno Gili, en tanto, valoró los resultados presentados, ya que “sirven como línea de base para el sistema de ciencia, tecnología e innovación que estamos desarrollando”. Además, reconoció que el ecosistema en Uruguay deberá “coordinar mejor la transferencia, mejorar la escala de los productos y los servicios hacia el mundo y hacer más hincapié en la digitalización y en el eje ambiental, que son temas claves para los próximos años. En este último punto sabemos que INIA tiene un buen camino trazado”.
Por su parte, Rodrigo Arim señaló que “monitorear la evolución y el impacto de las políticas a lo largo de tiempo genera una línea de base y nos muestra que la inversión es rentable socialmente. También nos brinda alertas sobre posibles situaciones futuras y nos permite repensar políticas públicas considerando la nueva realidad”.
En ese sentido, reconoció que “la innovación y la incorporación del conocimiento en la producción es fundamental para mejorar la productividad” y que para ello “hay que generar plataformas donde se encuentren la innovación con el sector productivo”.
Finalmente, tomó la palabra el presidente de INIA, Miguel Sierra, quien agradeció el esfuerzo interinstitucional y técnico para poder llevar adelante esta evaluación. “Para INIA es fundamental generar productos y conocimiento que generen impacto. Este estudio nos sirve para rendir cuentas del impacto de la inversión que hace la sociedad al instituto y como aprendizaje sobre los casos de impacto más virtuosos que tuvimos y los que debemos mejorar”.
En ese sentido, recalcó la importancia de que la ciencia esté orientada a la resolución de problemas concretos de todos los productores. “Debemos colaborar con todos los actores, de pequeño, mediano y gran tamaño, porque los problemas son sistémicos, y los actores tienen distintos roles, algunos mueven las divisas, otros contribuyen con alimentos para la sociedad. E INIA debe trabajar con todos”.
Sierra aseguró que INIA debe ser un catalizador del sistema de tecnología e innovación y debe ser un puente con actores nacionales e internacionales. “En investigación agropecuaria INIA está en los primeros niveles en América Latina y el modelo es virtuoso y fue construido por consenso político. Es patrimonio del país”, resaltó.
Finalmente, aseguró que los resultados del estudio servirán de insumo para el Plan Estratégico Institucional. “Queremos un instituto con la mayor calidad científica y con cercanía al sector, la sociedad y el territorio”, concluyó.