El desarrollo de germoplasma de arroz con adaptación local ha demostrado ser una herramienta palanca de la reciente evolución de indicadores de productividad del sector. La contribución del sector público de investigación (INIA, MGAP-CIAAB previamente) ha sido muy relevante en los últimos 40 años -desde la liberación de la variedad El Paso 144 (1986) y cultivares posteriores-. En la zafra 2022/23 aprox. el 68% del área estuvo sembrada con genotipos INIA u obtenidos en alianzas (incluye 7% de área del hibrido Inov CL resultante del acuerdo INIA-RiceTec). Esta importante penetración en el área de siembra es complementada por la alta productividad obtenida por el sistema en su conjunto (producción media del país de 9.2 t/ha en los últimos 3 años) y la maximización productiva alcanzada por INIA Merín (el más reciente cultivar lanzado, con un rendimiento promedio de 9.9 t/ha en el 50% del área (70 mil has aprox.) en 2022/23), superando a las variedades e híbridos de más larga data en producción. Sin embargo, en la actual coyuntura de baja competitividad del sector arrocero es necesario sumar nuevos aportes estratégicos. En los últimos años, y en términos generales los costos de producción del cultivo se han elevado a aproximadamente US$ 1900-2100 por ha, sin que se haya registrado una mejora sustancial y sostenida en el precio internacional del grano, lo que implica que el costo promedio sea equivalente a unas 8-8.5 t/ha, lo cual es similar al rendimiento promedio nacional de varios años previos. En las últimas 3 zafras ha habido un incremento del promedio nacional superando las 9 t/ha (9.67 en 2022/23). De todas maneras, la situación amenaza la competitividad y sustentabilidad del sector. En el correr de los años ha resultado en una pérdida de productores que hoy se sitúan en algo más de 400. El aumento en los costos de producción ha creado una fuerte demanda por cultivares de mayor potencial de rendimiento y/o vías para participar en nichos de mercado de mayor valor. El programa de mejoramiento genético de INIA tiene por objetivo focal el desarrollo de cultivares que aporten valor a la cadena productiva a través de genotipos productivos, resilientes ante el cambio climático, resistentes a las principales enfermedades del cultivo, adaptados a las condiciones ambientales locales, según sistemas de manejo de control de malezas y orientados por su calidad molinera y culinaria a los mercados habituales explorados por el país y nichos de interés potencial. La evolución de la productividad media nacional alcanzada en el periodo 2011-2017 indicaba un plateau de rendimiento con una media de 8.4 t/ha (rango 8.1-8.7 t/ha). Esta media comercial se ubicaba en aprox. 73% del rendimiento potencial alcanzable (11.5 t/ha, G Carracelas 2015), lo cual permite estimar en aprox. 3 t/ha la franja de rendimiento a ser comercialmente explorada. INIA Merín en condiciones comerciales (2016-2023) ha permitido reducir en un 1 t/ha dicha brecha; la expansión del rendimiento -con una ventana de al menos 2 t/ha adicionales- representa un desafío para el PMGA, en el cual se deberán conjugar estrategias genéticas basadas en cultivares varietales e híbridos. En el caso del desarrollo de hibridos es una tecnología que se encuentra en un estadio incipiente para ajustarse a los requerimientos de la cadena arrocera uruguaya debido a las dificultades para alcanzar los estandares de calidad requeridos en los mercados explorados por el pais. Por otra parte, la estabilidad productiva del sistema está basada en la interacción genotipo-ambiente particularmente bajo la influencia de las fases ENSO; las siembras en fechas no óptimas en zafras “El Niño” -aprox. 20% del área, debido a mayores precipitaciones en primavera- reducen la productividad media nacional. Esta incidencia de las condiciones ambientales puede ser atenuada mediante el uso de cultivares con mayor adaptación a estreses abióticos (bajas temperaturas en estadio reproductivo, incrementos de temperaturas nocturnas), ciclos cortos e intermedios (de 90 a 100 dias a floracion) y germoplasma del subtipo Japónica Tropical y Templado. La dinámica varietal en el área comercial ha presentado cambios y con ellos han variado los riesgos asociados a la incidencia de Pyricularia oryzae. La contribución del PMGA de INIA al mercado de cultivares con reacción HR (alta resistencia) ha sido muy significativo -proceso liderado por INIA Merín (50% del área de siembra) y acompañado por otras noveles variedades (INIA Cuareim, SLI09193, INIA Ambar, CL1294)-, reduciendo a 8.9% (2022/23) el área plantada con cultivares INIA susceptibles (70-80% en 2007/08). Sin embargo, el área nacional aún se realiza en un 30% con cultivares susceptibles a brusone -mayoritariamente en el segmento Clearfield® para el control de malezas-. Su manejo actual se basa en uso de fungicidas lo que resulta desafiante en su efectividad de control, así como en sus impactos económico, ambiental y comercial (relacionado a inocuidad del producto). Es en este segmento donde se presentan las mayores posibilidades de impacto positivo del actual PMGA en el corto plazo mediante el desarrollo de cultivares resistentes a Pyricularia. Una vía adicional para contribuir a la homeostasis productiva y economica del sistema productivo-industrial en mediano y largo plazo es a través de ampliar la oferta varietal para diversos mercados según demandas de calidades específicas (por ej. granos cortos, medios, largo-ancho, aromáticos), permitiendo así una mayor captura global de valor en los mercados internacionales. Dicha diversidad de objetivos comerciales debe encontrar su sustento productivo en cultivares locales de alta estabilidad, productividad y comportamiento sanitario.